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9. ¿Qué es la proactividad?

 Todas estas habilidades que acabamos de ver las podemos resumir en una: ser proactivo.


La PROACTIVIDAD implica tomar la iniciativa de nuestras vidas. Supone comprender que somos responsables de nuestra vida, es decir que nuestra vida no depende de una serie de circunstancias, sino de las decisiones que tomamos.

 

Ser proactivo implica que tenemos la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan. Si analizamos la palabra «responsabilidad», encontramos «responder» y «habilidad»: ser responsable es tener la habilidad para elegir la respuesta.

Las personas que no son proactivas niegan esa responsabilidad. Para ellos, su conducta y su respuesta depende siempre de circunstancias externas que no pueden modificar.

Ser reactivo vs ser proactivo.

Las personas reactivas son aquellas que consideran que su conducta depende de circunstancias externas. Si tienen un profesor o un jefe que les gusta, trabajan bien, si no les gusta, trabajan mal. El culpable es el profesor, yo como alumno no soy responsable. Las personas reactivas se ven impulsadas por sentimientos, por las circunstancias, por las condiciones, por el ambiente. “Como estaba enfadado le contesté mal”, “como llovía no me apetecía trabajar”, “como era injusto me puse como un loco”, “como todo el mundo lo hacía yo también lo hice”. La culpa es de factores externos, nunca mía.

Las personas proactivas son aquellas que consideran que su conducta depende de sus valores. Si nuestro valor es hacer un trabajo de buena calidad, no depende del profesor o jefe que tenga.  

También las personas proactivas se ven influidas por sentimientos o circunstancias externas. Pero su respuesta es una elección. Si mis compañeros hicieron algo mal y yo hice lo mismo yo soy el responsable. Si algo era injusto y me puse como un loco, yo soy el responsable. Una persona proactiva sigue sus valores, y si sus valores son la honestidad y el respeto, no perderá las formas, sin importar lo que hagan los demás. 

 


Admito que esto es muy difícil de aceptar, sobre todo si durante años hemos echado la culpa de nuestros males a las circunstancias o a la conducta de algún otro. Pero hasta que uno no comprenda que, “Soy lo que soy como consecuencia de mis elecciones”, tampoco podrá decir “Elijo otra cosa”. 

Lo que sucede vs como lo que enfoco.

Lo que nos hace daño no es tanto lo que nos sucede, sino nuestra respuesta a lo que nos sucede. Desde luego, pueden ocurrir cosas que nos hagan daño, pero en ultima instancia es nuestro enfoque lo que determinará si algo nos hace mucho o poco daño. Recuerda, a veces no puedo controlar lo que me pasa, pero si como enfoco lo que me pasa. El 10% de mi felicidad dependen de las cosas que me pasan y el 90% de cómo las enfoco. El año pasado a mi alumno Manuel le dejó la novia. Se sintió tan mal que dejó de estudiar por lo que acabó repitiendo el curso. A su compañera Natalia, también le dejó el novio, pero se lo tomó mucho mejor. Pensó que si este chico no quería estar con él es que no era el adecuado. Siguió con estudios y aprobó con buenas notas y al acabar el curso ya estaba con otro chico con que se sentía mucho más feliz

Quejarme vs tomar la iniciativa .

Nuestra naturaleza básica consiste en actuar, no en que se actúe sobre nosotros. A las personas reactivas les ocurren cosas y simplemente se quejan o se lamentan por ello. A las personas proactivas también le pasan cosas, pero ellos toman la iniciativa, actúan, y tratan de modificarlas.

Una persona proactiva trata de actuar sobre las circunstancias, a las personas reactivas las circunstancias les actúan a ellos. Ser proactivo significa entender nuestra responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.

Hace dos años mi compañero de inglés tenía muchos problemas con los alumnos a los que yo daba economía, ya que sentía que estos le estaban faltando al respeto. Cansado de la actitud de los alumnos, el profesor empezó a subir el nivel de los exámenes, lo que hizo que muchos suspendieran. Los alumnos defendían que toda la culpa era del profesor, y se quejaron a mí que era el tutor, al resto de profesores, e incluso al director.

Mis alumnos estaban actuando de manera reactiva, las circunstancias estaban actuando sobre ellos y simplemente se quejaban de que el culpable era el profesor. Un día les expliqué que tenían que pasar a tomar la iniciativa. Daba igual de quien creyeran que era la culpa, esta circunstancia claramente les estaba perjudicando. Aquí la clave es ¿qué podéis hacer para que la circunstancias cambien? 

Los alumnos empezaron a ser proactivos y plantearon que podían hablar con el profesor para que les aclarara que aspectos podían mejorar, o qué era lo que le estaba molestando. Una vez aclarado los alumnos empezaron a cambiar su conducta y el nivel de los exámenes volvió al habitual. Al tomar la iniciativa los alumnos provocaron un cambio.

¿Tenía el profesor razón en que los alumnos le faltaban al respeto? Francamente no lo recuerdo y lo cierto es que no me importa. No importa quién tiene razón, lo importante es qué puedo hacer yo para que las circunstancias cambien a mi favor. Proactividad.


Lenguaje reactivo vs lenguaje proactivo.

Nuestro lenguaje, por ejemplo, es un indicador de nuestro nivel de proactividad. 




El lenguaje de las personas reactivas les libra de la responsabilidad. “Yo soy así, y punto” es decir, digo que no puedo cambiar y me libero de culpa.

“Me volví loco y no me pude controlar”, es decir, no soy responsable de mis emociones. “No puedo hacerlo porque no tengo tiempo”, es decir la culpa es de algo que no controlo, el tiempo. “Si mi pareja fuera de otra manera…”, mi manera de actuar es culpa de la otra persona.

Un problema del lenguaje reactivo es que nos.autoconvencemos de que la culpa siempre está ahí fuera, por lo que nos sentimos impotentes y sin control de nuestras vidas. Este sentimiento refuerza nuestro comportamiento, cuanto más pensamos que no podemos hacer nada, menos haremos, lo que en efecto acaba provocando que no tengamos control.

Centrarse en el problema vs centrarse en la solución.

Otra manera de ver las diferencias entre una persona reactiva y una proactiva es ver donde centran su energía cuando tienen alguna preocupación.

Las personas reactivas se centran en los problemasSu energía y sus pensamientos se centran en los defectos de los demás, en las dificultades que le rodean, y en general circunstancias sobre las que no tienen control. 

Debido a ello, las personas reactivas no se centran en aquello que podrían hacer para poder solucionar el problema, por lo que las circunstancias externas acaban por controlarlos.

Las personas proactivas se centran en las soluciones. Su energía la dedican a cosas que sí pueden cambiar. Debido a ello, su influencia aumenta, y son capaces de cambiar las circunstancias que le rodean.

Las personas proactivas centran sus esfuerzos en las posibles soluciones. Su energía es positiva: se amplía y aumenta, lo cual conduce a la ampliación del círculo de influencia. 

En definitiva, está en la naturaleza de las personas reactivas negar toda responsabilidad. Es mucho más fácil decir «No soy responsable». Si digo «Soy responsable», corro el riesgo de tener que decir «Soy irresponsable». Tal vez me resulte difícil admitir que tengo el poder de elegir mi respuesta, y que la respuesta que he elegido me lleva a un ambiente negativo, en especial si durante años he culpado a los demás de todo lo que me ocurre. 

¿Cómo desarrollar mi proactividad?

Si lo piensas, es esperanzador pensar que al elegir la respuesta puedo influir en mis circunstancias. Si cambio un ingrediente, cambia el plato final. ¿Por dónde empiezo?

Deja de culpar a los demás Si tengo un problema en el instituto, o con un amigo o incluso una pareja, ¿qué es lo que gano mencionando continuamente los defectos de los demás? Al decir que no soy responsable, hago de mí una víctima impotente. La culpa es del otro y yo no puedo hacer nada. También reduzco mi capacidad para influir en ella. Mi actitud de regañar, acusar y criticar simplemente reduce mi capacidad para influir positivamente en la situación.

Si realmente quiero mejorar la situación, puedo trabajar en lo único sobre lo que tengo control: yo mismo. 

Trabaja tus propios defectos. Puedo dejar de culpabilizar a los demás y empezar a trabajar en mí mismo.Puede que me pareja sea muy desconfiada, pero si se lo repito una y otra vez, poco va a cambiar la situación. Tal vez puedo trabajar en mí mismo, y en qué cosas puedo hacer para ser una persona que trasnmita más confianza.

Distingue las cosas sobre las que tienes control. Los problemas los podemos encontrar dentro de tres zonas.

1. La zona de control directo. Son problemas relacionados con mis propias conductas. Los problemas de control directo los podemos resolver desarrollando las habilidades personales que hemos visto en el tema: autoconocimiento, autoestima, perseverancia, gestión del tiempo, resiliencia etc.

2. La zona de control indirecto. Son todos los problemas en los que interviene la conducta de otras personas. Los problemas de control indirecto se resuelven tratando de mejorar nuestra influencia en el comportamiento de otras personas. Para ello necesitamos desarrollar habilidades sociales que veremos en el siguiente tema: empatía, liderazgo, motivación, negociación, comunicación etc. 

3. La zona sobre la que no tengo control. Son problemas sobre los que no podemos hacer nada, bien porque no están a nuestro alcance o bien porque son realidades pasadas que no podemos cambiar. Los problemas sobre los que no tengo control suponen admitir que en ocasiones no podremos hacer nada y hay que aceptar los hechos como son.

Trabaja sobre las cosas que controlas.  La cuestión no es lo que hacen los demás, sino en nuestra respuesta a la situación y en lo que nosotros debemos. 

El enfoque proactivo consiste en cambiar las cosas que controlamos para provocar un cambio positivo en lo que está allí́ afuera: puedo ser más ingenioso, más cariñoso, más creativo, más confiable, más cooperativo. 


Ahora veamos cómo elaborar una misión personal

Con la tecnología de Blogger.