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9. ¿Cómo mejorar mis habilidades de liderazgo?

 Todas las habilidades sociales anteriores nos llevan a ser capaces de desarrollar la habilidad de liderazgo.

 

El LIDERAZGO es la capacidad que tienen determinados individuos de influir en el comportamiento de otras personas y para que, voluntariamente, estos trabajen en la consecución de un objetivo común.

 

Líderes positivos vs líderes negativos.

Un líder tiene el poder de influir en los demás. Pero recuerda que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. La manera en la que decidimos usar ese poder nos puede distinguir de ser un líder positivo a uno negativo.

El líder positivo persigue el beneficio de las personas sobre las que influye y no solo el suyo propio (busca objetivos comunes). Para el líder, el bienestar de todo el grupo está por encima del de una sola persona. Este tipo de líderes son honestos y generosos. Un ejemplo fue Nelson Mandela o Gandhi.

El líder negativo busca sus propios objetivos, sin tener en cuenta que los demás puedan ser perjudicados. Para ellos, lo único importante es su bienestar. Estos líderes son manipuladores y deshonestos. Un ejemplo fue Hitler.

El mundo que te rodea está lleno de líderes. El alumno que consigue dirigir su equipo de trabajo para que todos trabajen de la mejor manera y así conseguir una buena nota, es un líder. El que organiza los planes para que todos se diviertan lo más posible, es un líder. Pero también lo es aquel que dirige a sus compañeros para que la líen en clase y molesten a sus profesores. Son auténticos manipuladores que disfrutan con el caos, pero que a la larga solo consiguen un ambiente de clase que acaba por perjudicar a todos sus compañeros. Tú decides qué tipo de líder quieres ser ¿eres un héroe o eres un villano?

• ¿Cómo mejorar mis habilidades de liderazgo?

Influir en el comportamiento de los demás de manera positiva no es algo sencillo. Aunque hay muchos consejos posibles, aquí vamos a destacar los siguientes:

- Sé un ejemplo. Si quieres tener la capacidad de liderar, el primer paso es ser un ejemplo. Los demás no te seguirán si dices una cosa, pero luego hacer otra. Cuando era entrenador de baloncesto de chavales de 15 años, tuve un grupo más preocupado de salir de fiesta que de entrenar y jugar partidos. Cuando al año siguiente se unió Antonio Jesús, rápidamente se convirtió en líder, con promedios de 30 puntos por partido. De repente todo el mundo empezó a entrenar mejor sin que nadie dijera una palabra ¿cómo fue eso? Antonio Jesús, siendo el mejor del equipo, llegaba el primero a cada entrenamiento, se

esforzaba más que nadie y mostraba una dedicación plena al equipo. No hace falta hablar para liderar.

Cuando tu trabajo es el que está hablando, no interrumpas.

- Respeta a los demás. Un líder respeta a todos los miembros del grupo al que pertenece. Cuando alguien nos falta al respeto nos sentimos resentidos. Aunque la otra persona pueda tener una posición de poder (ser nuestro jefe o profesor) puede que le hagamos caso debido a que tiene ese poder. Pero ese resentimiento provocará que tarde o temprano dejemos de hacer lo que nos piden o lo hagamos con desgana. Un líder siempre respeta.

- Reconoce los logros y disculpa los errores.  Los líderes aprecian el trabajo bien hecho y disculpan los posibles errores.  Vivimos en un mundo en donde una persona puede hacer 10 cosas bien que, si hace una sola cosa mal, siempre hay alguien para señalarla. Recuerdo que un padre vino a recoger las notas con su hijo que tenía todo 10 y 9, todo, excepto un 5. Al ver las notas el padre miró con cara de pocos amigos a su hijo y lo primero que le dijo fue “ya hablaremos de por qué has sacado un 5”. 

Una vez elaboré un trabajo a una empresa que me pidió un informe importante. Cuando lo acabé me sentía especialmente orgulloso, ya que sabía perfectamente que había conseguido un resultado excelente. Cuando la empresa recibió las 300 páginas, puedo imaginar que se quedaron impresionados, pero que es lo que dijeron ¿buen trabajo?, por supuesto que no. Dijeron, “hay una errata en la página 252”. 

La próxima vez que alguien realice un trabajo, en lugar de apuntar directamente a los errores, primero alabemos todo lo bien que han hecho. 

- Llama la atención de los errores indirectamente. Aunque reconozcamos los logros, en ocasiones será necesario indicar que hay errores que necesitan ser modificados. En este caso, si no hay otra opción que señalar ciertos errores siempre es mejor reconocer primero los logros y luego indicar los errores. Sin embargo, la mejor manera es hacerlo de manera indirecta. Para ello, es muy útil cambiar la palabra “pero” por la palabra “y”.

Veámoslo con un ejemplo. Una vez tuve un alumno al que quería motivar. Cada pequeña mejora que tenía recibía un halago de mi parte. Cada vez el alumno trabajaba más y más, pero cuando llego final del primer trimestre, no llegaba al mínimo para sacar un 5. Así que, puse mi estrategia de reconocer primero sus logros. “Has hecho un gran trabajo José, has mejorado mucho en los cálculos, pero tu redacción sigue siendo mala por lo que no has aprobado”. El alumno automáticamente se vino abajo, y es que en el momento que José escucho la palabra “pero” automáticamente se dio cuenta que todo lo de antes daba igual. Daba igual su mejora, él era malo en la redacción.

Cambiemos ahora la palabra “pero” por la palabra “y”. “Has hecho un gran trabajo José, has mejorado mucho en los cálculos, y si mejoras la redacción aprobarás el siguiente trimestre sin ningún problema”. Automáticamente todo cambia.




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