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Flujos migratorios y Estado del bienestar


Gracias a la globalización y la evolución de la tecnología y los transportes, en las últimas décadas hemos visto una gran cantidad de flujos migratorios, es decir, muchas personas que emigran a otros países. En muchas ocasiones, las personas vienen de países menos desarrollados a países más desarrollados en busca de una vida mejor o de más oportunidades de la que tienen en sus países (muchos de estos países son dictaduras donde no se respetan todos los derechos humanos).

Como acabamos de ver, en muchos países occidentales se ha desarrollado un Estado del Bienestar donde los ciudadanos reciben algunos servicios gratuitos (como educación y sanidad) y una serie de ayudas cuando están en una situación desfavorable (como desempleo, baja por enfermedad o jubilación). Ante esta situación, muchas personas están empezando a criticar la entrada de inmigrantes justificando que únicamente vienen a su país en busca de estas ayudas. La lectura de estas personas, es que los inmigrantes se benefician de ayudas gracias los impuestos que pagan los ciudadanos nacionales. ¿Es cierto que los inmigrantes vienen por estas ayudas? Y en ese caso ¿se aprovechan de los impuestos de los ciudadanos nacionales?

Para responder a la primera pregunta necesitaríamos saber las razones de una persona para emigrar a otro país: puede ser por cercanía geográfica, facilidad de encontrar empleo, posibilidad de un mayor salario, respeto hacia su cultura, existencia de otros inmigrantes de su país y, por su supuesto también generosidad del Estado de bienestar. Es complicado saber la verdadera razón, pero muchos inmigrantes lo que desean es prosperar en un país en el que puedan alcanzar un nivel de vida digno y para poder prosperar es necesario trabajar.

Para la segunda pregunta se han hecho algunos estudios que tratan de evaluar los impuestos que pagan los inmigrantes y los comparan con las ayudas que han recibido. En España hemos visto como la inmigración aumenta en las expansiones (época en las que hay más trabajo para todos) y disminuye en las crisis. En la gráfica vemos que en año 2000, la población inmigrante era apenas el 2% en España, y con la expansión pasó al 12% en 2008, para luego reducirse con la crisis hasta el 10% actual.



Un estudio de 2011 recalcó que el aumento de inmigración tuvo dos grandes efectos:

- La inmigración permitió la supervivencia de determinadas actividades y sectores productivos que de otra manera probablemente hubiesen desaparecido. Muchos trabajos especialmente duros y mal pagados solo querían ser realizados por inmigrantes.

- Los inmigrantes ocuparon 4 millones de empleos y fueron una fuente de riqueza para el país, contribuyendo en el pago de impuestos y la Seguridad Social.

Un informe de la Oficina Económica del Presidente de Gobierno calculó que las personas de origen inmigrante recibían el 5,4% gasto público (18.618 millones) y aportaban el 6,6% de los ingresos totales del Estado. Su saldo es positivo: aportan más de lo que reciben.

¿Cómo es esto posible? Esto se debe a que no se tiene acceso a muchas ayudas hasta haber trabajo muchos años en España. Así, tanto para recibir pensiones como ayudas al desempleo, se necesita haber trabajado una cantidad de tiempo (y siempre de manera legal).

Sin embargo, con las crisis de 2008 muchas personas, nacionales e inmigrantes, perdieron sus trabajos. Eso provocó que las ayudas a dichos inmigrantes tuvieran que aumentar. Además, con los recortes de gastos de 2010, el aumento de inmigración provocó saturación de algunos servicios públicos, como los hospitales o las escuelas. Así, muchas Comunidades Autónomas tuvieron problemas para poder atender a toda la población.

También es interesante recordar que también los españoles hemos necesitado en ocasiones emigrar y buscarnos la vida en otros países. Después de la crisis de 2009, muchas personas tuvieron que ir a otros países en busca de las oportunidades laborales que aquí no había. E incluso, si nos remontamos años atrás, otros muchos tuvieron que emigrar tras la Guerra Civil española, ya fuera para buscar una vida mejor o por el miedo de las posibles represalias de la dictadura.

Conclusiones

Debido a los cambios demográficos, familiares y a la globalización, el Estado del Bienestar ha visto como cada vez se requieren más gastos para ayudar los más desfavorecidos. Según la UE, OCDE y ONU, la inmigración será imprescindible en países como España para poder recaudar impuestos que sirvan para cubrir las ayudas y servicios públicos de todos los ciudadanos. 

Según la Comisión Europea la inmigración podría contribuir a frenar los efectos negativos del envejecimiento de la población, ya que la población inmigrante suele ser más joven. Los nacimientos en España durante las próximas dos décadas apenas compensarán las muertes, y solo la entrada de extranjeros lograría aumentar la población activa y con ello el número de personas que cotizan con su empleo a la Seguridad Social, dinero del que luego sacamos ayudas para todos. Esto implica que se necesitaría recibir al menos 7 millones de inmigrantes en los próximos 20 años.

En definitiva, a pesar del incremento del gasto social relacionado con la crisis, y aunque la proporción de gasto hacia las personas inmigrantes aumentó, se ha seguido manteniendo su impacto positivo. Los inmigrantes aportan más dinero a la Seguridad Social de lo que luego obtienen con ayudas.

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