El desempleo estructural.
Si recuerdas, mi amigo Dani dejó la universidad en 2009 y no tenía
manera de encontrar trabajo. El problema principal es que no tenía ninguna
cualificación específica. Otro amigo mío, Miguel, si había acabado la
universidad, pero al ser licenciado, las empresas de su especialización no
querían pagarle el salario que sus estudios requerían.
El desempleo estructural ocurre cuando hay más gente que quiere
trabajar en un país que los puestos de trabajo disponibles. Es por tanto un problema a largo plazo, si no
hay puestos de trabajo suficientes para todos los trabajadores, el desempleo
será muy complicado de reducir.
El desempleo estructural se
produce por tanto debido a desajustes en el mercado de trabajo y por rigideces
en los salarios.
1. Desajustes en el mercado de trabajo. Debido a que hay empresas
que necesitan trabajadores, pero no hay
gente que tenga la cualificación necesaria para realizar el trabajo. En
todos los países hay unos sectores económicos que están en auge (nuevas
tecnologías, geriatría, etc.), otros están en declive y necesitan reconvertirse
(minería, siderurgia, etc.). El cambio de trabajadores de sectores en declive
(en los que sobran trabajadores) a otros sectores no siempre resulta fácil.
Muchas personas se encuentran desempleados mientras se adaptan y se forman (o
cambian de localidad geográfica buscando otras oportunidades) para adecuarse a
las exigencias de los nuevos trabajos.
Esto explica porque a medida que los trabajadores tienen más estudios la tasa de desempleo es cada vez menor. Como ves en el gráfico más abajo,
el nivel de estudios es clave para encontrar trabajo. A más cualificación, más fácil encontrar
trabajo.
2. Rigideces en salarios: Uno de los problemas para que las
empresas no contraten trabajadores es un salario muy alto ya que esto supone
mayores costes. Si el salario baja, las empresas podrán contratar más
trabajadores.
La rigidez existe en el
sentido de que cuando una empresa ha firmado un contrato de trabajo con un
trabajador, no puede bajarle el sueldo de manera unilateral. En ocasiones, si
la empresa no puede bajar ese salario, le interesa romper el contrato
despidiendo al trabajador. En otras ocasiones ni siquiera contratará al
trabajador ya que al romper el contrato hay que pagar una indemnización.
Por tanto, esta rigidez hace que
muchos empresarios prefieran contratar menos trabajadores para no arriesgarse a
tener que pagar indemnizaciones en cado de despido.
Entonces, si los trabajadores bajan el salario, ¿encontrarían o mantendrían trabajo?
No es tan fácil. El motivo es que
hay ciertas dificultades para que las empresas bajen, así como así, los
salarios de los trabajadores. En primer
lugar, hay un salario mínimo que fija la ley y que bajo ningún concepto se
puede incumplir (para 2018 se ha propuesto 736 euros al mes en 14 pagas). Las
empresas no pueden pagar menos de eso,
En segundo lugar, los sindicatos suelen hacer presiones que
dificulten bajadas de salarios cuando ya se ha firmado un contrato con un
trabajador. Por este motivo, cuando una empresa tiene problemas, le resulta
más fácil despedir al trabajador antes que bajarle el sueldo.
La crisis económica ha hecho que muchos economistas defiendan que el
principal problema del mercado de trabajo español es precisamente esta gran
rigidez. Si los salarios pudieran bajar más fácilmente, sobre todo en épocas
de crisis, las empresas podrían ajustar
estos salarios en lugar de despedir a los trabajadores. Es decir, si una empresa tiene 4 trabajadores cobrando 1.500 euros
(6000 en total) y quiere reducir el pago a 4000 euros en total, podrá despedir
a 1 o 2 trabajadores, o podría bajar el suelo
a cada uno a 1000 euros.
Muchas personas lógicamente no están de acuerdo con esta postura,
ya que consideran que las empresas lo aprovecharían para ganar más dinero a
costa de pagarles menos salarios.
En España históricamente este desempleo estructural ha sido elevado,
es decir, siempre ha habido personas que no encuentran trabajo al no haber
puestos libres.
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